Me llamo Selva Bianchi, soy diseñadora gráfica, diplomada en literatura infantil con formación en lectura y narración social.

Desde hace varios años me dedico a diseñar y realizar talleres con chicxs y libros. Pero eso es el resultado (siempre en proceso) de un largo camino.
 

Hubo un Tiempo de jugar…
Quería ser veterinaria y eso incluía el diseño del consultorio con juegos para los animales, mi tortuga y mi perro como modelo vivo para el dibujo o inspiración para un cuento. Pasaba tardes enteras diseñando y confeccionando tarjetas especiales para familiares y amigxs, preparando funciones de títeres representadas en la ventana y fabricando pequeños cuadernos para mis alumnas muñecas.
 

En el Tiempo de estudiar…
El amor por los animales siguió intacto aunque a la hora de los estudios superiores elegí la arquitectura y luego el diseño gráfico para finalmente abrazar la literatura infantil.

Cuando llegó el Tiempo de hacer…
Trabajé en distintos estudios de diseño y llegué a tener el propio. Me dediqué al diseño editorial y allí descubrí el amor por la tipografía, las imágenes y la composición. Pero sólo años más tarde, con el nacimiento de mi hijo, se abrió un lugar insospechado. Los cuentos antes de dormir, los libros, sus imágenes y el vínculo amoroso que se despliega en cada “había una vez…”  fueron la señal.
Sentí que mi destino era ser puente entre los libros y lxs chicxs.
 

y vino un Tiempo de soñar…

Armé con paciencia un plan de estudios propio para una carrera inventada.

Elegí cursar talleres literarios, de narración oral, de libro ilustrado, de caligrafía, de encuadernación, de mediación lectora, de dibujo, de acuarela y asistí a un montón de seminarios y charlas sobre literatura infantil. Más tarde llegó la Diplomatura en Literatura Infantil y Juvenil y finalmente María Héguiz y su Escuela de Lectura y Narración Social hicieron el resto. Allí descubrí la forma del puente, la manera en la que quería vincular a los libros y a los chicxs.
Durante muchos años llevé una doble vida laboral, por un lado el trabajo como diseñadora en la revista El Gráfico y por otro el de tallerista relacionando la literatura, el juego y la infancia, trabajando en distintas instituciones, coordinando el proyecto Picnic de palabras Argentina y formando parte del grupo Casa Cuna Cuenteros recorriendo en horario nocturno las habitaciones del Hospital Elizalde con “El cuento de las buenas noches” un proyecto a mi medida anclado en la narración social.
 

Hasta que llegó un Tiempo de cambiar…
De pronto la revista en la que venía trabajando desde hacía más de diez años cerró y el miedo, la incertidumbre y los sueños se convirtieron en el impulso definitivo.
A partir de entonces Tiempo no apurado se convirtió en mi presente y en el presente de muchos chicxs de manera presencial y virtual.

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TIEMPO NO APURADO
Elegí y sigo eligiendo, trabajar con niñxs porque deseo que cada persona encuentre su propia voz desde sus experiencias más tempranas y fundantes, para poder ampliar sus miradas y profundizar sus relaciones con el medio y con lxs otrxs. Propongo un Tiempo no apurado que permita desplegar lo que cada unx es, lo que le interesa y lo que puede descubrir.